Copywriting

Uptalkear, la nueva moda que ya está aquí.

¿Sabes lo que es el Up Talking?

¿Y el Vocal Fry?

Pues yo tampoco lo sabía hasta que he oído a un par de adolescentes hablando del tema mientras esperaba a Alejandra y Sofía a la puerta de una tienda por lo que he decidido investigar un poco a ver de qué hablaban.

(Por lo menos he podido reconocer “Crush”, Stalkear” y “Estar Living”)

Te cuento.

Son dos formas de hablar que se han puesto de moda en Estados Unidos y que gracias a las redes sociales ha desembarcado con fuerza por aquí también.

Up Talking es hablar para arriba, terminar todas las frases como si estuvieras preguntando porque parece que esa forma de hablar rebaja la tensión de lo que digas si lo terminas así. Si además sonríes, puedes insultar a la cara a quien sea que no se va a enfadar. 

Todo muy Cool, man.

Vocal fry es hablar bajando mucho mucho el tono. No sé si tú lo habrás hecho alguna vez pero yo de pequeño lo hacía cuando me aburría y jugaba a parecer un muerto viviente hablando. 

Bien, pues eso es pero sin pasarte, sólo un pequeño toque para que no parezca que estás pasado de vueltas…

Me he imaginado a mí mismo grabando un audio para un curso usando el Up Talk o el Vocal Fry y no he podido acabar partido de risa yo solito.

En cualquier caso no me molesta que los chavales usen una u otra de forma de hablar o las que les de la real gana.

No me voy a escandalizar por algo que, lo asumas o no, tú y yo hemos hecho también cuando teníamos su edad y queríamos reforzar nuestra identidad, nuestra diferencia.

Esa forma de hablar pasará como pasan las modas.

(por eso se llaman pasajeras, ¿no? 😂😂😂)

Pero hay algo que no pasará de moda nunca.

Escribir para que te entiendan.

Escribir de tal manera que te entienda mi sobrino David que tiene 13 años, mi sobrina Elena que tiene 18, y mi padre que tiene 85 “tacos”.

Es más fácil de lo que parece y los resultados, cuando cuentas información que interesa de forma entretenida, son mejores de los que creerías.

Pero no todo el mundo lo hace.

Otra cosa que, por mucho que digan, tampoco pasará de moda será el email como herramienta de venta.

(lo recibas en tu pc, en tu móvil o en un implante en el cerebro)

Y si unes el escribir bien, el contar información interesante de forma entretenida, y el usar el email para vender…

…tienes todas las papeletas para que te toque el premio gordo de las ventas hoy, mañana, el mes que viene y dentro de 20 años cuando mi sobrino David se descubra a sí mismo hablando Up Talking y se parta de risa consigo mismo.

Te decía que esto no lo hace todo el mundo.

Y hacerlo bien, mucho menos.

No sé si conoces a Capitán Tiempo o no, pero él es uno de los que sí.

Es uno de los que lo hace, y lo hace muy bien.

Es uno (de los poquísimos) a los que disfruto leyendo.

También es verdad que de un tío con la barba de color rosa que está obsesionado con vender para ganar tiempo y con enseñarte a ti a que lo hagas, igual no deberías fiarte.

(De hecho y para compensar lo poco fiable que es, el pobre Capi tiene que ofrecer un regalo para sus suscriptores que es tan bueno que resulta casi indecente que no lo esté vendiendo)

No sé, yo me lo pensaría antes de hacer click aquí para darme de alta y poder empezar a leer los famosos emails del asombroso Capitán Tiempo 

¿Por qué nunca es el qué? 

Esta mañana he hablado con una persona que quería trabajar conmigo y creo que merece la pena que comparta contigo lo que hemos hecho.

(nada de detalles escabrosos, no te relamas 🙂 )

“Mi negocio es muy soso y me cuesta mucho encontrar esa diferencia de la que hablas, Rafa. Todos en el sector hacemos lo mismo y tenemos precios parecidos- ha empezado diciéndome.

 La diferencia la tienes en ti -le he contestado- no busques fuera”.

No hay en el mundo dos personas iguales.

No hay dos negocios iguales, es imposible.

Aún y cuando vendieran el mismo producto y al mismo precio, los negocios serían diferentes.

¿Por qué?

Pues porque no importa el “qué”.

Importa el “cómo” y el “para qué”.

Incluso si el “cómo”, fuera exactamente el mismo, cosa que es harto difícil, el “para qué”, no podría ser igual en ningún caso porque no es posible que dos personas tengamos el mismo para qué.

Es imposible que dos personas hayan concebido lo que su producto puede hacer por otros de la misma manera.

Es imposible que dos negocios transmitan el mismo sentimiento a un cliente de la misma manera.

Imposible.

La clave está en sacar eso que llevas dentro, esa pasión, ese inconformismo que te ha llevado a montar un negocio y hacérselo ver a tu cliente para que sepa hasta dónde puede llegar contigo de la mano.

¡Ojo! digo contigo de la mano.

Que nadie te cuente películas fantásticas en las que dejas tu negocio en sus manos y de repente todo se vuelve luz, color y billetes…

Lo único, fíjate bien lo que te digo, lo único que puede funcionar bien es cuando se da la perfecta unión entre el responsable, dueño, CEO, director general (llámalo x) del negocio, que es el que sabe de su negocio, y la persona que se encarga de escribir los textos que le ayudarán a vender más, que es de lo que sabe.

Sin trabajo en equipo no hay juego que valga.

Sin esa visión del negocio no hay fórmula mágica que funcione.

Sin esa visión de conjunto, sin ese trabajo en equipo, estarás llevando tu negocio a medio gas.

Y ninguno queremos eso, ¿verdad?

Yo desde luego que no y los que trabajan conmigo, tampoco. 

Para eso, para no ir a medio gas, es importante que primero apliques una vieja fórmula secreta que estaba escrita en la sala de la sibila, la adivina que había en el templo de Apolo en Delfos que decía lo siguiente: 

“Te advierto, quienquiera que fueres tú, que deseas sondear los arcanos de la naturaleza, que si no hallas dentro de ti mismo aquello que buscas, tampoco podrás hallarlo fuera. Si tú ignoras las excelencias de tu propia casa, ¿Cómo pretendes encontrar otras excelencias? En ti se halla oculto el Tesoro de los Tesoros. Hombre, conócete a ti mismo y conocerás el universo y a los dioses”.

Recuerda, no hay dos personas iguales.

No hay dos negocios iguales.

Empieza por saber tu “para qué”, que del resto nos ocupamos tú y yo juntos.

Para los que no tienen miedo de apretar el acelerador de su negocio

La gran mentira sobre Papá Noel y su función en el mundo.

¿🧑‍🎄Le has escrito ya tu carta a Papá Noel🧑‍🎄?

¿Crees que te traerá lo que le has pedido, te traerá otra cosa o no te traerá nada?

A todo esto, ¿🧑‍🎄Crees en Papá Noel 🧑‍🎄?

(Espero que Sofía no lea esta carta que te mando porque no quiero que se d3s3nconte tun pranto)

Puede que con esta preguntas que te estoy haciendo pienses que me he vuelto majara del todo o que me he quedado sin temas de los que escribirte.

La verdad es que pretendía ganarme tu atención de entrada para que estés más atento a lo que tengo que decirte hoy.

Nada mejor que una pregunta para llamar la atención de alguien, ¿no?

A lo que iba.

Te voy a dar una noticia que puede hacer que cambie lo que creías que sabías del funcionamiento del mundo moderno.

Papa Noel, existe.

Sí, así como te lo digo.

Pero hay un matiz, un matiz que lo cambia todo:

Papa Noel es el mercado, amigo.

El Mer-Ca-Do.

La imagen que tenemos de él, así de bonachón, regordete, con barba blanca y pijama rojo y blanco se la debemos a una persona que se encargó de diseñarlo.

(En la Newsletter de hoy de Jorge Coronado viene muy bien explicado)

En nuestro imaginario hemos decidido pensar que Papá Noel es un santo que nos trae regalos a todos en todo el mundo…

…pero no es así.

Papá Noel, trae regalos a los que se lo merecen.

A los niños que se han portado bien y han hecho lo que tenían que hacer.

A los que no hacen lo que tienen que hacer no les trae ni carbón.

Es justo, que es muy diferente de ser bueno.

Así es el mercado.

Es fiero, es impasible, pero es justo.

Si no haces las cosas bien te arrasa, si las haces bien te premia.

(Y ya sabes, entonces el saco de Papá Noel vendrá cargado de los regalos que le hayas pedido)

No te voy a meter el miedo en el cuerpo porque bastante miedo nos meten ya las noticias, algunos políticos y algunos personajazos vagos y normalmente incultos que no tienen otra cosa que hacer que perder el tiempo en las redes sociales.

Prefiero un mensaje de esperanza.

Puedes trabajar tú solito para que Papá Noel te trate bien cuanto antes, o puedes apoyarte en mí, que sé bien lo que le gusta a Papá Noel,  y que juntos hagamos algo diferente que consiga que los resultados sean muy diferentes.

Para empezar a escribir tu carta a Papá Noel I, suscríbete para recibir mis cartas diarias aquí.

Siempre hay un truco detrás.

Me encanta hacer trucos de magia con Sofía porque ya sabe que siempre hay un truco detrás y tengo que esforzarme mucho para que no me pille.

Ha llegado un momento en que si le digo…

“Sofía, mira aquí atentamente”

…ella mira a todas partes menos a dónde yo le digo que mire.

Y claro, me cuesta mucho más.

(Y ella se parte de risa y disfruta como nadie cargándose mis actuaciones de magia)

Con 6 años ya sabe que una cosa es lo que de verdad pasa y otra distinta, lo que podemos hacer creer a otra persona que pasa.

O lo que una persona se hace creer a sí mismo que pasa.

Hay personas que ni con 60, 70 u 80 años se dan cuenta de estas cosas.

No se dan cuenta porque ellas mismas se hacen a sí mismas trucos mentales con los que creen ver una cosa cuando en realidad está pasando otra bien distinta.

Hay muchas personas que creen de verdad estar haciendo lo correcto para que su negocio funcione bien.

Se levantan temprano, abren sus negocios, atienden llamadas, responden emails, negocian precios con sus proveedores, conversan con algún cliente, piensan en alguna campaña de publicidad con la que atraerán más clientes, trabajan hasta tarde, llegan a casa cansados del trabajo del día, cenan, ven alguna serie y se van a dormir.

Y así un día tras otro hasta que a final de mes los números no salen por ningún lado.

¿Pero cómo puede ser? -se preguntan- si yo trabajo duro, hago lo que siempre he hecho, hago lo que mi competencia hace y…

Ahí está el problema.

Lo que ha venido funcionando hasta ahora puede no funcionar ahora, en este momento.

Esto pasa especialmente cuando los tiempos se vuelven más difíciles y hay menos “alegría” en el consumo.

Aún así hay gente a la que sí le va bien.

¿Cómo es posible? ¿No llueve igual para todos?

Sí, llueve igual para todos, pero mientras unos no sacan el paraguas hasta que se mojan, los otros llevan un chubasquero puesto desde que salen de casa para no mojarse.

Mientras unos se “engañan “ a sí mismos haciendo lo mismo, funcione o no, día sí día también, los otros, aquellos a los que les va mejor, han hecho zag cuando todos siguen en el zig.

¿Hacer email marketing es hacer zag, Rafa?

Pues depende, te contestaría yo si me preguntaras eso.

Mandar emails a tus clientes por mandar no es hacer zag desde luego.

(aunque mucho mejor que no hacer nada por supuesto que sí)

Conocer bien a tus clientes y tener una oferta que les interese, ya empieza a ser Zag.

Mandarles emails a tus clientes para venderles lo que necesitan y no lo que tú crees que quieren, es un buen Zag.

Mandarles emails para que te conozcan cada día mejor, confíen en ti y acaben comprando más y con más frecuencia, también es Zag. 

Hay otras formas, claro, pero todas ellas parten de conocerte bien a ti y de conocer mejor a tu cliente.

Si quieres formar parte de los que hace Zag, más información aquí:

Si quieres que trabajemos juntos, empieza por aquí.

Gente que tiene la soga al cuello

Una de vaqueros antes del puente.

En la película “El bueno, el feo y el malo” hay una escena en la que Tuco, el actor Ellie Wallach, está a punto de ser ahorcado por el sheriff del pueblo.

Justo antes llega el Rubio, no confundir con el Rubius, por favor 🤪 ,  interpretado por Clint Eastwood, pega cuatro tiros con su rifle y libera a Tuco de una muerte segura.

Cuando se están repartiendo a partes iguales el dinero de la recompensa, Tuco le dice a el Rubio:

“El mundo está dividido en dos partes, amigo; 

Los que tienen la cuerda al cuello y los que la cortan, solo que el cuello que hay dentro de la cuerda es el mio, y el que se la juega soy yo.

Por eso, la próxima vez quiero más de la mitad.

Sí, es verdad que tu expones -dice el Rubio-, pero yo soy el que corta, y si tu me rebajas mi porcentaje (¿quieres?) yo podría fallar la puntería, ejem.

Pero si fallas, falla de verdad, Rubio, porque el que me engaña y después no me mata quiere decir que no sabe nada de Tuco, ja ja, nada”.

A mí las películas del Oeste me vuelven loco.

No me canso de ellas aunque eso sí, tengo que aprovechar que ni Alejandra ni Sofía estén en casa para poder ver alguna. 

Y mira que lo he intentado…

(Otras son las películas de Navidad, pero de eso ya hablaremos otro día)

El bueno, el feo y el malo es una de mis películas favoritas por lo que la he visto muchas veces, pero es que además, creo que sus diálogos encierran grandes lecciones de vida y de negocios… si la ves con los ojos adecuados.

Es cierto que el mundo se divide en dos.

Que unos son los que tienen la soga al cuello y otros los que cortan la soga.

Pero también es verdad que unas veces somos nosotros mismos los que nos ponemos solitos la soga al cuello.

Lo peor de todo es que puede que alguna de esas veces no llegue nadie a salvarnos y, se acabó la partida.

Game over.

No hay bola extra.

Pero no nos pongamos trágicos de momento, porque si haces lo que tienes que hacer, no darás lugar a esa situación.

El problema está cuando no haces nada.

Te empeñas en seguir lo mismo que has venido haciendo hasta ahora esperando que todo siga igual.

“No hay mal que 100 años dure”

“Dios aprieta pero no ahoga”

“Más vale malo conocido que bueno por conocer”

¿Te suenan de algo?

Nos han educado así, nos han educado en el “Virgencita, que me quede como estoy” y eso es un tremendo error.

Déjame que te diga que si no te mueves, si no avanzas, vas para atrás.

Si no avanzas, retrocedes.

Vale, Rafa, ¿Y qué es avanzar? ¿Qué es hacer ese algo diferente que me hará ir hacia adelante como los de Alicante?

Pues tener claro tu propio plan de acción, tu propia estrategia, tus propios objetivos y las acciones que vas a hacer para conseguirlos.

Empieza a hacer y no pares, no te salgas de tu estrategia aunque veas que a otros les funcionan otras cosas diferentes.

Tú eres tú y tienes algo que nadie más tiene. Nadie.

Empieza por rentabilizar lo que ya tienes. Lo que te diferencia.

Sal ahí fuera y ofrece lo que tienes.

No esperes a que vengan a ti,

Ten hambre. Ve tú a buscarlos como si hoy fuera el último día de la vida en el planeta.

Hoy es fácil, no tienes que ser una súper mega empresa con recursos infinitos para lograrlo.

Hoy es el día, no mañana, ni pasado.

Hoy.

Si quieres hacer algo diferente puedes empezar por aquí.

Una idea muy loca y diferente que pocos harían hoy.

“Estimado señor mío:

He visto que Lisboa fue el año pasado una etapa de su distinguido y afamado Rally de Monte-Carlo.

Me consta que fue un éxito, y ahondando en ese sentido me gustaría proponerle que este año fuera Almería, mi ciudad, la protagonista de una etapa de su Rally.

Puede que no sepa mucho de mi ciudad, pero por ayudarle un poco, le diré que es una ciudad que está junto a Málaga, a la que seguro conocerá.

Como su prueba automovilística se celebra en enero, estamos en disposición de ofrecerles no sólo el calor y la pasión de las gentes de bien que pueblan nuestra ciudad, sino también, una excelente temperatura que hará las delicias de los expertos y aguerridos pilotos.

Dicen de nuestra ciudad que es el lugar “Donde el sol viene a pasar el invierno”.

En espera de sus siempre gratas noticias se despide atentamente:

Ramón Vivancos.”

Esta carta, o una muy parecida,  porque la he escrito basándome en hechos reales (como las pelis), le envió el bueno de Ramon Vivancos, un empresario almeriense, a la organización del Rally tras ver en la tele que la salida de una etapa de la carrera salía de Lisboa.

Terminó de escribir, la metió en un sobre y la echó en un buzón.

(Ni siquiera había hablado con las autoridades políticas o deportivas de Almería antes de mandarla)

A los 3 meses, recibió una carta en su casa con un sello extranjero.

La abrió y leyó con el corazón a punto de salírsele por la camisa, que sí, que ese año la etapa inaugural del Rally se celebraría en Almería tal y como el bueno de Ramón había solicitado.

El Rally fue un éxito de público que puso Almería en boca de todos y estuvo presidido por las autoridades provinciales y por Marisol, la niña cantante-actriz, que por entonces arrasaba en España.

Y todo porque este empresario tuvo una idea loca, una idea diferente y la puso en marcha.

No se puso a hacer un sesudo estudio de mercado.

No empezó comentando su idea y pidiendo ayuditas para ponerla en marcha.

No se rindió antes de empezar.

Pensó que una idea diferente podía hacer ver Almería de manera diferente.

Y fue un éxito rotundo.

En esta vida están los que son como Ramón el del Rally y los que no son como él.

Están los que quieren cambiar las cosas y se ponen a hacer lo que tengan que hacer para conseguirlo…

…y están los que no, los que harán estudios de viabilidad, estudios de la idoneidad de la viabilidad, estudios de la oportunidad de la idoneidad de la viabilidad, y después se lo pensarán, buscarán ayudas y pensarán el momento justo para ponerlo en marcha.

Que nunca llega a ser el momento justo para ellos, por cierto.

Porque el mejor momento es ahora.

Si quieres hacer algo diferente puedes empezar por aquí.

El bueno, el feo y el malo entienden de qué va esto

¿Conoces la película de el bueno, el feo y el malo?

Bueno, pues hace ya algunos años me apunté a una excursión con unos amigos con la intención de subir al monte Alfaro.

Lo bueno que saqué de esa excursión fueron dos cosas:

Una: que ya no he fantaseado más con emular a los grandes escaladores de la historia.

Dos: el poder que tienen las metáforas.

Ahora lo vas a ver.

El monte Alfaro está en Tabernas, un pueblo en el desierto de Almería donde se han rodado cientos de western por su parecido con el paisaje del oeste americano.

Todavía puedes ver allí los restos de algún poblado que se construyó para los rodajes y que me gusta mucho porque ahora está abandonado, con matas rodando por la calle principal y sus edificios semi destruídos por el paso del tiempo y la dureza del clima.

Para dureza la de la excursión que se les ocurrió a los chalados de mis amigos.

La subida se supone que no es muy dura, o eso me contaron. 

A mí nunca me ha gustado mucho eso de subir montañas por gusto, pero bueno, era el plan que había ese día y la alternativa era casi peor, así que nada, me fui con ellos con mi mochililla en la que había echado agua, tabaco, mechero, una navaja suiza y una brújula para no perdernos.

Comida no, ¿para qué si la subida no costaba nada y se podía subir y bajar en un par de horas?

Así que dejamos el coche junto a la carretera y comenzamos a andar con buen ritmo.

De momento la cosa iba bien, todos contentos, gastando bromas, cantando (por llamarlo de alguna manera), pero llegó el momento en el que nos encontramos con que el sendero terminaba y había que empezar a subir ya el monte.

Yo miraba para arriba, me limpiaba el sudor y bebía agua.

No terminaba de tenerlo claro porque no te vayas a creer que íbamos equipados para hacer montañismo, noooo. Íbamos con nuestros tenis (zapatilla de deporte en almeriense), con vaqueros y con camisetas de AC-DC, Iron Maiden, Barón Rojo, Leño y creo que una de Obús.

Bueno, no sé cómo pasó pero entre unos y otros me animaron y comenzamos a subir.

Yo creo que a los 20 ó 30 pasos ya me quería rendir.

Me faltaba el aire, me dolía el costado y los muslos y les dije que tiraran para adelante que ya los atraparía.

Pero no me dejaron los muy malditos.

Se me acercaron, me dijeron que se me pasaría, que respirara, que bebiera agua y que echara un paso detrás de otro hasta llegar arriba.

No era cuestión de quedarme allí tirado y que se fueran sin mí, así que acordándome a cada paso de la fiesta de la noche anterior, poco a poco fui subiendo.

Me costó mucho. Tuve que sentarme varias veces, vomité una vez y pensé en morirme muchas otras, pero como ellos estaban allí conmigo, se cachondeaban de mí y me empujaban a seguir, al final lo conseguí.

Anda que no.

Blanco como el papel llegué a la cima, y una vez allí, mirando el paisaje tan chulo que se veía desde arriba me di cuenta de que había merecido la pena el esfuerzo y de que solo no lo hubiera logrado ni de coña.

Lo que pasó después allí mejor no hace falta que te lo cuente, seguro que te lo puedes imaginar porque la bajada del monte fue, llamémosle así, mucho más divertida aunque veíamos menos.

A los años entendí algo que aquel día aún no sabía: que los negocios son como subidas a una montaña. Al principio son más fáciles y a medida que pasa el tiempo se van haciendo más y más difíciles porque van surgiendo más y más problemas.

Y cuando piensas en abandonar, en dejarlo porque ya no puedes más, te das cuenta de que siempre tienes alguien en quien apoyarte, alguien que te puede ayudar en tu trayecto, y que al final, todo consiste en poner un pie detrás de otro y no desfallecer.

Y ahora, si tú quieres alguien que te ayude, alguien en quien apoyarte para que tu negocio siga adelante con más fuerza que nunca y leer el contenido extra que reservo sólo para mis suscriptores, puedes empezar por darte de alta aquí para recibir mis cartas diarias.